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¿Por qué fingimos los orgasmos?

Fingir los orgasmos no debería ser ningún orgullo pues el que finge está condenado a hacerlo siempre. Descubre las razones por las que mujeres fingen el placer.

No tienes un buen día, has accedido a mantener relaciones sexuales para que no se moleste y sólo deseas que la cosa termine cuanto antes. Entonces, lo finges y logras que se excite más y finalice con rapidez.

También puede suceder que estás con ánimo de tener relaciones sexuales, pero sin saber por qué, la cosa se tuerce y sabes que no vas a conseguirlo. Finges el orgasmo y se acabó.

Suele suceder también que si bien masturbándote consigues todos los orgasmos que quieres, nunca lo logras al practicar el coito. Entonces finges para no herir el amor propio de tu pareja.

La cosa se convierte en un problema cuando los finges repetidas veces o siempre. Porque desorientas a tu pareja que cree estar actuando correctamente, condenándola a no aprender nunca cómo hacerte bien el amor.

Pero también añades al factor 'mentira' la desconfianza que generaría en tu pareja si se entera que lo engañas de ese modo. ¿Cómo reaccionarías tú si te enterases de que te engañan así? Precisamente el temor a que reaccione mal la otra persona condena a quien finge reiteradamente sus orgasmos a seguir haciéndolo.

Por tanto, fingir orgasmos, no está mal si se trata de algo ocasional. Pero si se hace de forma habitual, el asunto pinta muy mal.

Añade a tu rutina sexual juegos divertidos, cambia la rutina y hazle saber lo que realmente te gusta. Primero conoce tu cuerpo y experimenta sola, luego intenta eso que tanto te gusta en pareja.







Pareja: tips para no andar como perros y gatos

Muchas parejas intentan mantener un diálogo normal pero lo único que consiguen es pelearse y discutir continuamente. Claves para descubrir qué falla en la comunicación y como solucionarlo.

¿Las peleas se producen siempre por las mismas razones o cada vez surgen debido a una razón diferente? ¿Uno de los dos suele adoptar el papel de verdugo y el otro de víctima?

¿Las discusiones son dialogantes o acaloradas? ¿Llegan a agredirse por medio de gritos o con largos y tensos silencios? Responder estos interrogantes clave, con total sinceridad, es un saludable primer paso para alejarse del camino del enfrentamiento, y empezar a transitar en el de comunicación.


¡Y mucho mejor si las respuestas las escriben con papel y lápiz, primero uno y después el otro, para después contrastarlas y comentarlas juntos, como un interesante ejercicio práctico destinado a entrenarse en la resolución de conflictos. También vale la pena analizar en qué medida es uno mismo el responsable de las discusiones violentas o tensas, y cuál es la cuota de responsabilidad del otro miembro de la pareja.


Test para dilucidar el problema

¿Empiezas tú las discusiones o es el otro? ¿Tu enfado crece y desvanece con rapidez o se mantiene enquistado dentro tuyo durante un tiempo?

¿Quién suele dar el primer paso para reconciliarse después de las tormentas? ¿Te gustan los conflictos y no sabes mantener una relación sin pelearte?

Ten presente que en el caso de los conflictos, al igual que en muchas otras áreas de la vida, lo ideal es el término medio: no hay que huir de ellos, pero tampoco ponerlos sobre la mesa a cada instante, reviviéndolos y realimentándolos una y otra vez.



Estrategías para no pelearse

Si tienes un carácter impulsivo, detente unos segundos antes de lanzarte y piensa bien en lo que vas a decir, antes de atacar verbalmente a tu pareja. Es muy probable que el solo hecho de “contar hasta 10” y pararte a reflexionar unos instantes, te ayude a atemperar una respuesta o reacción intempestiva.

Si por el contrario, tiendes a retraerte, haz un esfuerzo para no quedarte callado y recluirte en tu mundo interior, deslizándote siempre en la sumisión. Comienza a hablar aunque no tengas demasiado claro lo que vas a expresar y ve introduciendo frases que interrumpan el monólogo del otro. Pronto te descubrirás a ti mismo manifestando y defendiendo tus opiniones.


A veces el orgullo hace que nos cueste reconocer algunos errores o pedir disculpas. En estos casos, utilizar el sentido del humor y la imaginación, a menudo es el mejor camino para hacer las paces con la pareja. Intenta reírte y desdramatizar las situaciones, y admite que a veces metes la pata hasta la ingle, aunque sin fustigarte demasiado ni dejarte fustigar.

Si cada uno se ha ido al trabajo con mal humor o el corazón dolido por una discusión “mañanera” – las cuales hay que evitar a toda costa porque tienden a proyectar su sombra durante toda la jornada- hay que evitar que el reencuentro por la tarde vuelva a ser conflictivo. Un correo electrónico, un mensaje de móvil o una llamada telefónica, invitando al otro a cenar fuera por la noche o a compartir una salida romántica, pueden cambiar el ánimo, y hacer olvidar el mal comienzo del día.

Lo ideal es reflexionar siempre ante cualquier situación para buscar las soluciones en pareja. No dejes que una discusión los aparte y nunca se vayan a dormir enojados.





Si le compras ropa interior eres la elegida

Los hombres sólo se compran sus propios calzoncillos cuando esperan seducir a una potencial pareja, según una nueva encuesta. Y si te deja participar en este elección es una señal muy buena. ¡Te contamos!

El estudio del minorista británico Debenhams reveló que los hombres por lo general permiten que sus madres les compren la ropa interior hasta los 19 años, relativamente tarde si se compara con las mujeres, que empiezan a comprársela sobre los 13 años.

Entre los 19 y los 23 años, los hombres tienden a comprarse sus propios calzoncillos, hasta 31 pares al año con la creencia de que llevar ropa interior nueva es un requisito esencial para una relación.

Estas compras van disminuyendo hasta llegar a cero entre los 23 y los 33 años, porque muchos hombres mantienen relaciones estables y permiten a sus parejas que se los compren, a menos que aún estén buscando a su media naranja.


"Nuestra investigación demuestra que puedes decir cuándo un hombre está buscando pareja por el número de calzoncillos nuevos que se compra", dijo el jefe de accesorios para hombres de Debenhams, Rob Faucherand. "Si se compra más de 31 pares al año entonces, o bien está intentando desesperadamente impresionar a la mujer de su vida, o por otro lado ella no es la elegida", indicó.


Sin embargo, Faucherand afirmó que si tu hombre no va a menudo a la sección de ropa interior por iniciativa propia, y en su lugar asume que tú elegirás por él, entonces puedes estar segura de que tu relación está en una fase muy estable.

"Este es el único asunto que el feminismo nunca ha tratado", dijo Faucherand. "No se trata de quién lleva los pantalones en cada casa, es quién tiene que comprarlos lo que cuenta", aseveró.






Claves para abondonar la rutina sexual

La rutina es la principal amenaza que se cierne sobre el sexo en pareja. Y la rutina termina arruinando nuestra vida sexual ¿Qué podríamos hacer para evitar que se haga realidad ese viejo dicho español que afirma: ¿haces menos el amor que una casada'?.

Sucede por el cansancio tras una larga jornada laboral, la propia rutina de la vida en pareja ocasionada por los horarios, el cuidado de los hijos, etc. Lo cierto es que por una razón u otra, la rutina aparece y surge la necesidad de romperla.

Ir a un hotel de vez en cuando, llegar a casa antes de los hijos, utilizar otro lugar de la casa para el encuentro sexual, modificar aspectos de la decoración (el lugar más común donde se hace el amor), introduciendo velas, luces, etc.


A los hombres, el cambio que reanuda su interés sexual, al ver películas pornográficas, por ejemplo, es la variación de los personajes. Que cambien los protagonistas de la escena, reanuda el interés sexual de los hombres .

Para reanudar el interés sexual en las mujeres, el cambio tiene que venir de otra parte. Ellas comienzan a excitarse de nuevo si los protagonistas del encuentro sexual (seguimos con el ejemplo de las películas pornográficas) cambian de actividad sexual.

Si siempre vas a lo mismo, el coito en la postura del misionero, por ejemplo, hazle sexo oral, o mastúrbala, o cambia la colocación de sus cuerpos. También puedes darle un espectáculo sexual haciendo algo que a ella le excite, como masturbarte (no siempre de la misma manera) delante de ella.


Si a los hombres les vuelve a excitar contemplar un cambio en los protagonistas, lo que puedes hacer con tu chico es introducir de vez en cuando un juego donde tú te disfraces, o hagas que eres otra persona diferente. También puedes sugerirle que él interprete el papel de alguien distinto.

Si eres una ingenua, puedes simular que él te enseña alguna actividad sexual que desconoces; y si el inocente es él, se lo enseñarías tú.


Si eres chico y deseas modificar algo para que tu chica se siente interesada de nuevo en el sexo, introduce el cambio que les excita más a ellas. Las posturas pero también los aceites y juguetes pueden entrar en el juego.


Puedes introducir todos los cambios que se les ocurran, siempre que tengáis en cuenta que a los hombres y a las mujeres les rompe la rutina cosas diferentes.




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